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En los días de antaño, la gente prosperaba en la paz y la prosperidad. De hecho, los temores de disturbios no estaban entre sus pensamientos... Pero, siempre presente, bajo el barniz de tranquilidad, el mal acecha. Mal, que desprecia la prosperidad y desdeña la paz.
Se reunieron, aquellos que deseaban invocar los poderes de la oscuridad y limpiar la decadencia del mundo. Y, con semblante sonriente, esperaban ansiosamente la llegada de su era.
Habían pasado cien años y resucitó. Capaz de convertirse en murciélago, lobo o niebla a voluntad, vivía en la noche. Bebió la sangre de jóvenes doncellas y vivió una vida eterna. El señor de Castlevania, el dios del mal, el Conde Drácula renacía.
Fue Richter Belmont, el legendario cazador de vampiros, quien finalmente logró acabar con la amenaza del Conde Drácula, Señor de los Vampiros, que había sido rescatado de la tumba por el sacerdote oscuro Shaft en el Rondo of Blood. Sin embargo, una noche, 4 años después, bajo el resplandor de la luna llena, Richter desapareció misteriosamente.
Sin tener idea de dónde comenzar su búsqueda, Maria Renard se dispuso a buscarlo. Fue entonces cuando intervino el destino. Castlevania, el castillo de Drácula, que se rumorea que aparece una vez cada siglo, de repente se materializó de la niebla como para mostrarle el camino.
Mientras tanto, poderosas fuerzas luchaban por el alma de un hombre llamado Alucard. El mismo Alucard que se había asociado con Trevor Belmont para luchar contra su padre inmortal, el Conde Vlad Tepes Drácula. Alucard, con el fin de purgar el mundo de su propia línea de sangre maldita, había sumergido sus poderes vampíricos y entró en lo que se suponía que era un sueño eterno. Pero ahora, está despierto y consciente del mal que una vez más está obrando en su tierra natal.
Una vez más ha llegado el momento de que las fuerzas del Bien y del Mal se enfrenten en su antigua batalla. El castillo de Drácula te llama...
